martes, 17 de mayo de 2016

Leña.

Caemos.
Caemos junto con la noche.
Caemos junto con la certeza de que nada jamás ocurrirá, de que quizá hubiese sido mejor dejarlo todo ahí, estar, esperar.
Somos, soy, el árbol que cae en el bosque vacío y nadie sabe que ruido hace.
Como árbol que soy solo quiero que me corten y me usen para hacer fuego. Para crear y destruir mientras dos amantes retozan frente a mis cenizas, se quieren y se besan, creando un nuevo universo como tal. Mirándose a los ojos y murmurándose que se encantan sin necesidad de abrir la boca.

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