viernes, 25 de marzo de 2016

END - DOS, capítulo primero.


Pasó un año hasta que los caballeros del trono llegaron a su gran salón situado en un viejo monasterio medieval al norte de la vieja Yugoslavia.
Alrededor de aquella vieja construcción se había construído una pequeña villa con apenas doscientos habitantes que salieron a las calles a recibirles nada más verles llegar.
Algunos eran familia de aquellos veinticuatro supervivientes, madres, hermanos, esposas... y sabían exactamente cuantos guerreros habían partido así que cuando vieron a Maud todos supieron que no hacía falta decirle que había ocurrido con su marido.
El día después de salvar a Lady Straufs los seis caídos habían sido quemados y sus cenizas añadidas a la comida de cada uno de sus hermanos. Eso les había dado fuerzas como para llegar hasta ahí.
Denin había sido nombrado caballero aquel mismo día y sido ascendido, cuando llegaron a La sala de piedra, el nombre que le daban a su bastión, ya era guerrero de tercera clase.
Todos entraron en sus celdas una vez llegados al monasterio y comenzaron a rezarle a Dahla, esa era su forma de darle las gracias por hacerles llegar sanos y salvos hasta allí, todos menos Johan y Karl que estaban junto con la última de los Straufs en la sala del concordato.
-Veintidós años habéis estado ahí, raptada -decía Johan sentado en su viejo trono-. Y ahora, por fin estáis donde os corresponde, seréis el símbolo que nos hará llegar al trono.
Marns Straufs miraba a aquel hombre con firmeza mientras jugaba con la tela de la túnica blanca que le habían regalado nada más llegar.
-¿Nos hará? -preguntó-. ¿Y quién ha dicho que yo quiero llegar al trono? O mejor, ¿quién ha dicho que vos llegaréis al trono? -preguntó con su mejor voz.
Karl esperaba junto a la puerta, observando la escena de forma tranquila.
-¡Os he salvado la vida! -sentenció con un golpe de voz-. ¿¡No merezco reinar junto a vos!?
-¡Nadie me dice lo que tengo que hacer! -bramó la joven-. ¿¡Por qué creeis que huí junto con mi hermano cuando la guerra por la sucesión estalló?
Johan se puso en pie y fue hasta ella, agarró su cuello y la alzó casi un metro del suelo mientras miraba con deseo sus pechos que se marcaban bajo la túnica.
-Entonces no me dejais otra opción -dijo antes de partirle el cuello.
Karl desenvainó su espada en ese instante, asustado por lo que acababa de ocurrir. ¿Un miembro de la orden matando a la última de los Straufs? Eso era demasiado y Johan debía recibir un castigo por ello.
El hombre que acababa de traicionar sus votos también desenvainó y antes de que Karl pudiese asestar el primer golpe ya tenía un trozo de metal atrevesándole el estómago.
-¿De verdad creías que íbamos a conseguir esto sin mancharnos de sangre? ¡La orden debe resurgir cueste lo que cueste! -bramó antes de dejar caer a Karl ya sin vida y con los intestinos por fuera.
Johan salió hacia pasillo y anunció voz en grito y fingiendo toda la preocupación que pudo que Karl había matado a la futura reina y él había tenido que asesinarle a modo de castigo.
La mayoría de aquellos hombres le creyó y al día siguiente el cuerpo de Karl yacía sin vida colgado en el centro de la villa. Le habían quitado toda la piel y ahora estaba ahí junto al cadáver de su mujer y su hijo que habían sido asesinados aquella misma noche a modo de advertencia para que nadie más se sublevase.
Sentado en su celda Denin sabía que algo no iba bien, el viejo no les habría traicionado. La orden era todo lo que tenía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario