domingo, 20 de marzo de 2016

Caídos.

Mirando al vacío y pensando en la vanidad de la existencia me he dado cuenta de toda esa de toda esa gente que vamos dejando en el camino sin darnos cuenta, de todas esas personas hermosas que se pierden en nuestros recuerdos.
Me he dado cuenta de todas esas fotos que se quedan perdidas entre las hojas de nuestros cuadernos o en los cajones rotos de nuestro pecho.
He sentido esa estúpida opresión en el pecho por culpa de esas fotos que creíamos olvidadas, de esos bucles de sonrisas y miradas que no eran más que meros sueños sin sentido.
Siento como todas esas personas que había dejado atrás vuelven a mí y...tengo ganas de llorar.
Quizás no de tristeza, ni de felicidad, si no de nostalgia. Mientras los perdía a ellos me perdía a mí, me dejaba caer a mí mismo y no había ninguna mano a la que agarrarme ni ninguna piedra en la que apoyarme, al menos no una que pudiese ver.
Pienso en cuanto he cambiado, y en cuanto cambiaré y...peor aún, en a quiénes más encontraré y poco después perderé inevitablemente.

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