jueves, 17 de diciembre de 2015

La inesperada virtud de los instantes.

Mounsier X  caminaba por la calle cuando se percató de que alguien hacía fotos al horizonte y observó su cámara.
Una réflex modelo Nikon de unos cuatrocientos euros que se autoenfocaba sola y además ese alguien que tan solo presionaba el disparador no calibraba ningún balance, la estaba usando en automático.
La sonrisa de X pasó a una expresión de asco cuando además se percató del enorme cartel que el "fotógrafo" llevaba a la espalda en el que se podía leer "fotógrafo y congelador de instantes."
Mounsier X soltó una fuerte carcajada que le hizo doblarse sobre si mismo y llorar de la misma denigrancia y dolor al que estaba sometido en aquel momento, ¿cómo podía llamarse alguien a sí mismo así? ¿Acaso los artistas se llamaban a sí mismo artistas cuando ni siquiera sabían dibujar una línea sobre el lienzo? ¿Acaso no creían que tenían que mejorar? ¿Cómo podía llamarse a sí mismo fotógrafo alguien que recurría al uso indiscriminado del photoshop y la autodeterminación sobre su condición de artista?
¿Cómo ibas a confiar en alguien que no sabía lo que significa abrir el diafragma o para qué sirve? ¿Cómo ibas a confiar en aquel que limpia el prisma de su cámara con clínexs? 
¿Cómo ibas a confiar en aquel que ni siquiera sabía poner su cámara en manual? 
¿Cómo ibas a confiar en alguien que no sabía autocriticarse?
Somos tan ineptos, tan estúpidos que nos llamamos a nosotros mismos artistas cuando no somos ni piltrafas, cuando no sabemos el nombre de ningún fotógrafo de verdad (¿hay fotógrafos de verdad?) o la historia que hay tras sus fotos.
La fotografía se basa en esencias, en esencias imperceptibles que alguien sin la más mínima disciplina no sería capaz de captar.
No todo son colores bonitos o contraluces, no todo es tener una cámara y decir "soy fotógrafo" con una sonrisa de oreja a oreja como si fuese lo más normal del mundo.
¿Acaso eres pintor por hacer tres líneas sin sentido sobre un cuadro? ¿O escritor por crear tres frases coherentes? No, no lo eres.

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