lunes, 14 de diciembre de 2015

1972.

La noche cae poco a poco entre la bruma y la ginebra.
Dolores de estómago, olor a tabaco y versos sobre el escritorio, esperándome y llamándome, pidiéndome a gritos que salte sobre ellos y los bese, retoce o simplemente los rompa en mil pedazos.
Olor a flores podridas, frío y dolor de cabeza acompañandos de una vista emborronada y unas letras de tinta gastada.
Una sonrisa fugaz, corriendo de un lado a otro entre la oscuridad, colándose entre mis dedos, acariciándome el cuello y besando mis pestañas mientras se pierde entre los rayos de luna.
Whisky, ginebra e inconsciencia, tan sólo eso, nada más.

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