miércoles, 1 de abril de 2015

Noite.

A veces la noche se cierne sobre nuestro pensamientos, sobre nuestros corazones y sobre nuestras almas. No sabemos que ocurre en ese momento ya que no es una noche literal, el sol puede estar dándonos de frente en toda la cara pero aún así sentimos esa noche. 
Nuestro mundo se vuelve gris, gris y negro, sin ninguna luz que ilumine tu alma y tu ser, sin el más mínimo ápice de lo que antes éramos y de lo que somos.
La verdad oculta es que en realidad nosotros no podemos hacer nada ante esa noche, ante esa oscuridad, debemos dejar que todo pase y que al menos una sola estrella de esa noche no ilumine, una sola estrella que cuando amanezca seguirá ahí y no ayudará a seguir cuerdos y con al menos un poco de vida en nuestro ser. 
Duele, duele ver como esa oscuridad se cierne sobre ti, pero duele aún más sentir como sobre otros aún sigue ahí, o como ni siquiera ha durado un par de días en ellos, duele ver como tú no eres esa estrella en alguna ocasión que te gustaría serlo, realmente, duele todo.
Entonces debemos dejar a la noche pasar e inundarnos, ya que es la única solución viable y rápida para salir de ella. 
Yo lo hice, tú lo hiciste, él lo hizo, y a todos nos dejó secuelas, pequeñas marcas imperceptibles que ahora son parte de nosotros.

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