ella era clara
y cristalina
aunque turbia
y borrosa
como
las aguas
de algunos mares.
su sonrisa
amainaba tomentas
y salvaba a
muchos
barcos hasta
que
llegaban a buen puerto.
sus ojos eran
las estrellas
que guiaban
en la noche eterna sin
luna,
y sus manos
las olas que
mecían su sueño
más profundo
y oscuro.
ella a veces
soñaba con
ser la tempestad
el huracan
la tormenta
y la
ventisca,
y maldita
sea,
lo era.
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