miércoles, 6 de enero de 2016

Navidad, dulce navidad.

Hola.
¿Qué haces leyendo esto si ni siquiera existo, si ni siquiera existes?
Déjame explicarme, no eres más que unas letras sobre papel embadurnadas de whisky barato, incienso y jengibre además de que tienes un suave deje nostálgico, casi como un susurro. Jo existes, no eres más que un borrón en un día de navidad, un recuerdo escondido entre preguntas estúpidas y falsas sonrisas de gente que provoca lágrimas en una cena de navidad.
La gente mastica la carne en silencio, como autómatas que sorben vino haciendo un sonido realmente desagradable, molesto. Tengo ganas de rajarles la garganta.
“Época de paz, amor y prosperidad”, piensa el suicida antes de reír ásperamente y saltar desde el décimo piso con los ojos llenos de versos incompletos.
¿Dónde estaba hace un año? ¿Qué hacía?
Lloraba una pérdida, una huida y una huida bajo mis mantas y mi poesía.
¿Y este año? ¿Qué hago?
Río falsamente y lloro de nuevo las mismas cosas mientras miento y digo que todo va bien.
¿Y si esta es su última navidad? ¿Y si es nuestra ultima navidad?
Al menos quiero que sonría de verdad y me recuerde como yo recuerdo su sonrisa de oro y sus ojos viejos, cansados en los que se refleja la nieve y la tristeza.


Con ésta carta he ganado el segundo puesto en el concurso de Izz y Velc (pondré el link próximamente que ahora, desde el móvil, es jodido.)
Feliz año y toda esa parafernalia que sirve de poco.

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