viernes, 27 de marzo de 2015

Musa.

¿Sabes que pasa cuando una musa muere? Obviamente no.
¿Sabes por qué? Porque las musas son inmortales.
Las musas son seres efímeros y etéreos, seres caprichosos e imparciales que proporcionan una felicidad infinita e indescriptible, unos seres que pueden dártelo todo y quitártelo con la rapidez de un rayo.
Una musa que te quiera jamás huirá de tú lado, por eso has de hacer que te quiera de verdad una vez se convierta en ello. Debes hacer que se quede ahí, contigo, por su propia voluntad.
Una musa cautiva es igual de peligrosa que mil leones juntos. Puede destrozarte y hacerte morir en apenas un parpadeo.
Una musa feliz y libre es como un rayo de sol tras veinte años de oscuridad, te ciega pero te hace feliz.
Luego están las musas a las que ni tienes ni dejas de tener. Esas son las más peligrosas.
Empiezan ahí, como si nada, y en apenas unos días se vuelven en parte importante de ti hasta que por fin consigues que empieces a interesarte en ellas sin quererlo, consiguen que les escribas intentando conquistarlas, consiguen que te rebanes los sesos por ellas y quizás, sólo quizás, lo consigas.
Ahí musas y Musas, la M mayúscula significa mucho en esa palabra, muchísimo. Anteriormente la he puesto siempre en minúsculas, pero si la ponemos en mayúscula... Todo se hace más etéreo, más efímero e infinito, más sincero y verdadero, más doloroso o placentero. Todo se vuelve más poético.
Puedo contaros como las musas han llegado y se han desvanecido en mí varias veces, puedo contaros como todo empieza y acaba en mi mente, en mi creatividad, en mi ser y en mi alma.
Puedo contaros muchas historias de como mis palabras ardieron en el profundo tártaro haciendo así que estas emanasen sangre en una piel tan pura como el más puro mármol, puedo hacer que me odiéis o compadezcáis contando una cosa u otra, esa es la magia de las palabras.
Puedo provocar una sonrisa o una mueca de desagrado en apenas unos instantes.
Puedo provocar mariposas en tu estómago o odio en tu mirada con un poco de esfuerzo.
Puedo hacerte feliz si así lo quieres al igual que puedo convertirte en mi Musa si así lo requerimos ambos.
Puedo darlo todo y nada por ti. Puedo conquistar planetas, soles, universos e incluso matar dragones a través de mis palabras y una mirada y si tu me dejas y me das permiso puedo derrumbar esos muros que rodean tu corazón haciéndolo así más frío que el mío propio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario